Monday, December 24, 2018

El Reguetón No es Culpable


A lo largo de los últimos años he sido testigo en primera fila del crecimiento de un género de música urbana conocido mundialmente como reguetón​o reggaetón. También, he leído con gran asombro multitud de artículos y comentarios en las redes sociales. Muchas son las criticas por doquier en contra de todo aquél que de una manera u otra se una a las filas partidistas de este tipo de música.


El reguetón es simplemente el resultado de una expresión social, con la cual la juventud se siente sumamente identificada. Nuestros jóvenes han nacido en la era de la comunicación instantánea, en la cual ya no se habla, se "textea" y hasta el "amor", puede llegar a ser electrónico, algo impensable cien años atrás. Esta música es para muchos el lenguaje natural para ligar, sí, es la música perfecta para adentrarse a un club y a la sombra de unos tragos desinhibirse y llegar a bailar en una forma casi sexual con alguien que puede llegar a ser un total desconocido. Este tipo de música en versión pop-disco siempre ha existido en diversas partes del mundo, se ha transformado y camuflado a través de diferentes épocas, nuevos sonidos, artistas, productores y canciones.


Recordemos un axioma histórico: es sabido que lo nuevo desplaza a lo antiguo, los pensamientos evolucionan generación tras generación; los jóvenes llegan, quitan, transforman e imponen nuevas reglas que muchas veces no son populares y quizás a veces son contradictorias con nuestro pasado y legado. Claro ejemplo de esto sucedió en la música clasica, allá por los siglos XIV el Ars Nova reemplazó el Ars Antiqua; en el Barroco la Seconda Pratica (segunda práctica) reemplazó la Prima Pratica (primera práctica); en el siglo XX el sistema tonal fue reemplazado por el atonal. En la música popular, el jazz que conocemos hoy evolucionó de géneros como el cakewalk, ragtime, blues hasta llegar al free jazz; en lo popular el rock and roll fue reemplazado por el rock y hard rock; en Cuba, la timba desplazo al son, el cual evolucionó del mambo, la guaracha, hasta los géneros más antiguos de la isla. En Latinoamérica y el Caribe, el reguetón ha sacado literalmente de circulación géneros establecidos como el merengue, la bomba, plena, cumbia y la salsa. Nos guste o no, ya está aquí amigos, acéptenlo, es una realidad.


Ahora, me formulo esta pregunta: ¿por qué suceden estos cambios estéticos en la población? A mi criterio, todo empieza en la cúpula gubernamental, la educación, hasta el seno de la propia familia. Imaginen un mundo donde nuestros líderes asistan cada domingo a un concierto de música clásica o a una opera; si los educadores hablaran de arte e incitaran su estudio e investigación a sus alumnos sería maravilloso; si nuestra familia acudiera habitualmente a museos, círculos literarios, obras de teatro, entonces todos, trataríamos de imitar este tipo de patrón y comportamiento social. Sin este apoyo, las artes quedan varadas en el mar del olvido, y recuerden bien, lo que perdura de una civilización es la cultura.


Por desgracia, lo que se enseña hoy es el amor al "dinero", a las matemáticas y las ciencias, olvidando la gran fuente de conocimiento que la cultura nos da. Los países y gobiernos deben permitir que el arte sea accesible para todos, y que el asistir a un concierto no cueste mucho, que el acceso a estudiar las artes sea obligatorio para todos, y que la jerarquía dominante, políticos, empresarios, figuras públicas y de influencia social den el ejemplo tomando fuerza activa en los eventos sociales culturales, patrocinando este tipo de movimientos que a la larga, solidifican el legado cultural que ellos mismos visten y representan.


La música y las artes solo reflejan la decadencia en que vivimos, pues siempre ha sido así y el reguetón no es la excepción, refleja la sociedad en que vivimos. Nos toca a los creadores tomar decisiones fuertes y responsables, eligiendo caminos a veces solitarios, llenos de piedras y espinas, sangrando al tratar de navegar por aguas turbulentas, soñando con dejar un mensaje social que sea constructivo y positivo para las futuras generaciones. El reguetón no es más que un género bailable, para disfrutar en una discoteca, que representa a un sector de la población que lo consume. No es un lied de Schubert, ni un motete de Palestrina, ni un bolero romántico, es música para bailar, como lo fue el danzón, el merengue, la cumbia y otros géneros musicales en otros tiempos. Amigos, déjenlo que madure, que el “regueatón no es culpable".

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